Entre las interacciones positivas están:
Entre los errores más comunes que se cometen en la vida de pareja y que desestabilizan su convivencia, se resaltan:
Nadie es dueño de nadie, nada ni nadie es eterno e inmutable, cada quien tiene su propio espacio, su propia realidad cambiante. Si se quiere mantener la relación de pareja se la debe conquistar, permanentemente, como si fuera por primera vez;
Este es el peor de los errores, se pierde independencia, se marchitan ilusiones, se desvanecen metas personales; con la pérdida de la identidad se cede territorio propio y se pierde el espacio donde actuar con propiedad; sin identidad, queda esperar voluntades ajenas; la vida depende de otra vida para poder vivirla, debe someterse a una vida ajena, vida que ve en su pareja una pareja sin personalidad, sumisa y sin voluntad a la que se le puede manipular al antojo y capricho y, ¿quién disfruta teniendo a su lado a un pelele o mequetrefe? En la vida de pareja es donde más se debe expresar pensamientos y esperanzas, es donde más se debe compartir puntos de vista defendiendo derechos de manera constructiva y solidaria;
Es el reflejo de una relación de inseguridad y desinformación, relación de desconfianza y prepotencia; la relación se convierte en una persecución constante y en una incertidumbre permanente que no deja espacio para la armonía ni para la autorrealización de la vida en pareja, al contrario, se desata una cadena de celos y reclamos, de exigencias y privaciones.